Cortes de Energía

Si preguntara cuál es la probabilidad de que haya cortes de energía o apagones en el futuro en el país, la respuesta sería de un 100%. La sequía y el cambio climático provocan la baja en los niveles de agua de los ríos que alimentan los embalses de las centrales hidroeléctricas. La naturaleza es caprichosa e impredecible y no escucha nuestras plegarias de lluvia; peor aún, las represas, centrales de energía, sistema de distribución, etc., se encuentran en condiciones precarias por falta de mantenimiento adecuado, así como evidencian construcciones deficientes y penosamente sin dinero para reparar o construir, o al menos eso nos dicen.

Avanzando con el Progreso

Pretendiendo avanzar con la actual era digital y electrónica, hemos migrado a realizar trámites de cumplimiento de las autoridades de control, operaciones comerciales y de negocios en general a través de conectividad electrónica, internet y una gran variedad de aplicaciones, todas requiriendo un flujo constante de energía. Debemos reconocer que fue una quimera asumir que siempre la energía eléctrica estaría disponible y funcionando; con esa ilusión, nos alejamos de los trámites tradicionales manuales, al considerarlos arcaicos, retrógrados y lentos.

El servicio que se nos brinda de energía eléctrica no es ni constante ni eficiente, y se nos presenta con un futuro borrascoso que no percibimos pueda superarse en un futuro cercano, y quizás ni tampoco lejano. Los periodos de racionamiento o cortes serán unas veces cortos y otros largos, imprevistos o avisados previamente dependiendo de la causa que los provoque, pero siempre permanecerán como la espada de Damocles sobre nuestras cabezas, o más bien sobre nuestro comercio y negocios. De lo que sí estamos seguros es de que no cesarán, aunque tengan periodos de receso. En ese lapso del corte, los negocios, el comercio en general se paraliza y simplemente nos cruzamos de brazos esperando el retorno de la energía.

Un Futuro Incierto

Ante esta debacle, o nos quejamos, lloriqueamos, buscamos culpables, saboteadores, etc., lo cual no resuelve el problema y nos conduce a una exasperante frustración que nos genera un terrible estrés perjudicial a la salud; o buscamos con cabeza fría formas alternas de paliar en algo la situación: un “PLAN B”.

Elaboremos un “Plan B”

La elaboración de un plan B inicia con la evaluación de los procesos que actualmente son obligatorios a través de medios electrónicos tanto a nivel del Gobierno en general, así como a nivel empresarial, incluyendo las entidades financieras. Aunque parezca paradójico, las instituciones de control del estado pueden aportar mucho para mitigar los efectos de los apagones. La más importante, ya que es la que tiene más requerimientos, es el Servicio de Rentas Internas.

La evaluación de los procesos definirá aquellos que puedan realizarse de forma manual, a la usanza antigua, y activarlos como procesos híbridos, tanto manuales como electrónicos en los periodos en que no se cuenta con energía. Toda modificación, tanto de las instituciones estatales como privadas y del sistema financiero, deben contar con una normativa que regule y especifique las acciones y los controles a realizarse en cada proceso. Conocemos también que las instituciones del gobierno no son muy ágiles para actuar buscando soluciones a este tipo de situaciones, por lo que debe haber impulso y demanda por parte de los afectados —que es toda la población del país— por parte de sus representantes, como las cámaras de comercio, cámaras de la producción, asociaciones de profesionales, etc.

Reformas Necesarias

Estas demandas de acción podrían incluir alternativas prácticas de solución con el propósito de que las medidas paliativas se lleven a cabo. Entre las reformas que considero más importantes se encuentran las siguientes:

  • Emisión de facturación manual.
  • Uso de la firma manual como alternativa a la electrónica.
  • Presentación de informes y requerimientos de forma impresa.
  • Uso del sistema manual anterior para registrar los pagos por tarjetas de crédito.
  • Alternativa de retiro de efectivo de los cajeros automáticos.

Una vez examinados los procesos y las alternativas disponibles, surgirán muchos temas adicionales que se pueden considerar para su modificación y adaptación a las nuevas circunstancias. Siempre debemos modernizarnos, actualizarnos y mejorar en todo sentido, pero las circunstancias que enfrentamos con la paralización de la actividad comercial, debido a problemas que escapan a nuestro control, requieren de alternativas y modificaciones para continuar de alguna forma con las actividades cotidianas.

¡Debemos sumar voluntades para que esto sea una Realidad!

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